Se produce una suplantación de identidad cuando una tercera persona se hace pasar por nosotros para conseguir algún fin, que casi siempre nos provoca algún tipo de perjuicio.
Los casos más habituales de suplantación de identidad se dan en las redes sociales, a través de la apertura de perfiles falsos para contactar con terceras personas, publicar en nuestro nombre o provocar algún tipo de daño en nuestra imagen a través de la publicación de contenidos falsos o fotografías comprometidas.
La suplantación de identidad se puede producir por varios motivos, aunque en el caso de los jóvenes lo más común es hacerlo por mera diversión, para “burlarse” de un compañero o con motivos de venganza. En los adultos, los motivos suelen ser más profundos, y suele pretenderse crear un daño en la reputación de una persona a través de la publicación de fotografías o información falsa.
Estos actos pueden ocasionar problemas muy graves a las víctimas, ya que una vez que se publica algo en la red su difusión es inmediata, haciendo que se pierda el control sobre el contenido y que sea muy complicado solucionarlo.
Además de los problemas de reputación, existen casos en los que se utilizan datos de terceras personas para suplantar su identidad y cometer algún tipo de delito. En este caso, el perjuicio que se le causa a la víctima tiene carácter legal, y su solución pasa por un proceso más largo. También es muy común que estos hechos causen perjuicios económicos a las víctimas, cuando se suplanta su identidad para realizar algún tipo de compra o transacción económica.
Aunque el delito de suplantación de la identidad digital no está específicamente regulado en el Código Penal, su práctica reconduce al delito de usurpación del estado civil, contemplado en el artículo 401. Este delito está penado con penas de prisión de seis meses a tres años.
La prevención es en estos casos la mejor arma. Para evitar ser víctimas de una suplantación de identidad, debemos cuidar los archivos o datos que subimos a internet y las redes sociales, así como proteger nuestras cuentas con contraseñas robustas que impidan que terceras personas puedan entrar en ellas sin nuestro consentimiento.
En caso de que seamos víctimas de esta clase de delito, lo mejor es denunciarlo inmediatamente en la comisaría más cercana, aportando todos los datos que conozcamos para que los agentes puedan iniciar la investigación lo antes posible.
Extraido originalmente de Abogados portalley
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