sábado, 24 de agosto de 2013

HUMOR: sobrevivir a un jefe insoportable

Solo hay una cosa peor que un trabajo donde como BOFH te toque pelearte con tus pebkac, y es que tus jefes sean peores que ellos, aquí tenéis un pequeño tutorial para saber diferenciarlos y protejerte de ellos


 Un jefe que manda pero no gestiona puede tener consecuencias nefastas en tu vida laboral y personal. Douglass McEncroe, director de Douglas McEncroe Group, aconseja relativizar el trabajo, “que no se convierta en el centro de nuestras vidas. 


No es lo único que llena al ser humano”. La desorganización es la causa del mal humor de algunos jefes. La desorganización es la causa del mal humor de algunos jefes. Su recomendación puede servir para reforzar tu estado de ánimo si cada día tienes que lidiar con un jefe inadecuado. Estos son algunos de los tipos más comunes. Aprender a trabajar con ellos y soportar su ira en momentos críticos te hará el trabajo más llevadero. 
El Incompetente 

Para Eva Rimbau, profesora de dirección de Recursos Humanos de la UOC, un jefe incompetente no es necesariamente una mala persona, “es alguien que no posee los suficientes conocimientos técnicos para dirigir a otros”. En este grupo se encuentra el perfeccionista: “Confunde el medio con el fin. No sabe equilibrar tiempo, eficacia y resultados, y suele ser exigente y controlador”, señala Javier Martín de la Fuente, socio de Persona. Éste contrasta con otro incompetente, el pasota que, según Marta Romo, socia de Be-UP, “es un maestro en el arte de escabullirse entre la multitud. Para trabajar con él, lo mejor es hacerle saber las consecuencias y el impacto que tiene su comportamiento”. 
El Jeta

 El jeta es un experto en escaquearse de su trabajo. Tiene una habilidad innata para no hacer nada cumpliendo su horario de trabajo a rajatabla. Resulta complicado lidiar con ellos porque siempre salen ilesos de cualquier conflicto y son especialistas en colgarse medallas ajenas. Para que no te pillen por sorpresa lo mejor es que dejes siempre claro cuál es tu cometido y que lo pongas por escrito, porque el jeta es un virtuoso de la dialéctica y puede dejarte fuera de juego en cualquier momento.
 El Atacado

 No sabe trabajar si no está estresado, y lo peor es que contagia su estado de ánimo a los que hay a su alrededor. Tiende a hacerlo todo deprisa dejando a un lado lo realmente importante y, en este afán, reparte mal el trabajo generando el caos. Jaime Smith, fundador de Alianza para la Depresión, afirma que una buena manera de enfrentarse a su mal humor con elegancia y ganarle en el primer asalto es el optimismo: “Si el lunes llega nervioso, por qué no recibirle con una sonrisa”. 
El Quejica


 La queja puede llegar a intoxicar el entorno laboral cuando se convierte en un hábito. Si es el jefe el que continuamente le pone peros a todo, ello genera una inseguridad en los miembros de su equipo que hace difícil que el trabajo se lleve a buen término. Nunca intentes participar de su malestar: tu trabajo es lo más importante, si intentas alimentar su queja te convertirás en uno de sus aliados y en la mejor excusa de tu jefe para alimentar su ira.  

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